El aviso de Alt1040 a los periodistas sobre la costumbre y necesidad de mostrar tus fuentes me recuerda un texto que he leído hoy en Divertirse hasta morir de Neil Postman.
Dejarme que os cuente una anécdota. Se dice que un profesor de la Facultad, nadie sabe a ciencia cierta quién es, trabajó en su tesis doctoral durante algún tiempo. La idea era mostrar como el medio influye en la credibilidad del mensaje. Para demostrar esta teoría basó toda su tesis en el estudio de una autora francesa que tenía esta misma idea. Pues bien, en la defensa del texto el tribunal alababa la investigación de nuestro desconocido protagonista y su tino al descubrir a la autora francesa ya citada. En el turno de defensa de su texto, el doctorando, demostró que la susodicha autora francesa no existía y que su propia tesis era la mejor prueba de que el medio condiciona la credibilidad del mensaje.
En cierto modo es lo que quiere decir Postman en su enunciación del medio como metáfora. Lo explica así:
La introducción en una cultura de una técnica como la de la escritura o la de un reloj no es solo una extensión del poder humano para someter el tiempo, sino una transformación de su manera de pensar y, por supuesto, del contenido de su cultura.
Por tanto, en primer lugar, tengamos presente que el medio es una configuración abstracta del mensaje (esto recuerda a McLuhan: el medio es el mensaje). La forma del medio determina la forma del contenido del mensaje. Creo que es evidente.
Por otra parte hay que plantearse hasta que punto es veraz la información. Nuestra cultura discrimina enormemente el medio y así, en muchos casos, es el medio el que determina la veracidad de una información. De ahí que Postman continúe así en su defensa del medio como epistemología:
Ver para creer siempre ha tenido un status preeminente como axioma epistemológico; pero decir para creer, leer para creer, contar para creer, deducir para creer y sentir para creer son otras formas que han ascendido o descendido en importancia a medida que las culturas han experimentando cambios en los medios.
Hoy lo impreso es amén de verdad. En cambio la información no viene siempre de fuentes textuales, sino de sentir, ver, contar, creer, etc. ¿Cómo enlazar esto? ¿Acaso no es creíble? ¿Es subjetivo? ¿Qué es la objetividad en el conocimiento y en la enunciación? ¿Qué pasa cuando ese conocimiento ha surgido de mí? Si en la la blogosfera el enlace es condición de verdad (entiendaseme, y no me llamen radical): primero, no existiría la blogosfera; segundo: la verdad (esta sí es objetiva, su conocimiento y comunicación no) sería un prejuicio cultural.