Me produce cierto malestar hablar de la Web 2.0 a estas alturas, con lo distorsionado y manido que está el término, pero creo que por fin se ha dado en la tecla de lo que realmente significa.
Luis Villa analiza exaustivamente Linkja en su artículo ¿Qué c*ño es Linkja.com? y establece unas bases se han oído muy poco pero definen los pilares de la Web 2.0.
Luis encuentra una serie de virtudes que están relacionadas con las Rich Internet Applications más que con la web 2.0. En cambio lo que estima insuficiente en Linkja.com, es lo que precisamente apunta a esta nueva forma de intercomunicar.
La web 2.0 genera redes sociales que se desarrollan de la forma más antisocial que existe, la notoriedad personal, el yo, el ego.
En mi opinión, todo web que se base en interacción social, debe servir para movilizar los intereses de la comunidad y remunerar a los individuos, como mínimo, con “notoriedad” y reconocimiento. El ego, no nos engañemos, es el principal motor de un weblog firmado. Este es actualmente el punto flaco de Linkja: indexa, genera tráfico, que no es poco, pero no premia egos.
El mejor incentivo que se le puede dar al usuario es el reconocimiento, que se convierte en el motor que da vida a estás aplicaciones. Así las aplicaciones 2.0 no se mantienen literalmente por la participación de los usuarios, sino por el reconocimiento, la relevancia que ese trabajo le genera.
Luis incide en esta idea:
Es necesario hacer manifiesta la actividad de los usuarios y compartirla con el resto generando valor: suscriptores a diferentes feeds, valoraciones, clicks realizados por los usuarios, rankings de blogs, autores expertos en materias… rankings, rankings y más rankings. El secreto del software social. (y aquí volvemos a lo del ego).
En un primer momento, las empresas ofrecieron a los usuarios dinero por navegar, crear contenidos, etc. Más tarde, se procuró crear grupos controlados de discusión y escritura que gestionaban por unos pocos elegidos, cargo al que todos aspiraban con promesas engañosas. Ahora, por fin, se remunera al usuario con lo que realmente desea, prestigio y reconocimiento.
La web 2.0 juega con el ego. Ese es el secreto.