A menudo escucho a diseñadores y jefe de proyecto que dicen: “Tenemos un problema, el cliente no sabe lo que quiere”. Esta frase me preocupa mucho no solo por el incremento de trabajo que conlleva esta situación, la suspensión de los tiempos de entrega, etc., sino por quien la dice, que suele no haber definido correctamente su trabajo o no lo ha justificado lo suficiente.
Hace años, cuando no me dedicaba al desarrollo de aplicaciones web profesionalmente, me encontraba ante la necesidad de hacerme partícipe de la idea del cliente, veía que era imprescindible extraer en estado puro su visión y hacerla parte integral de mi persona. Con el tiempo, el poco que llevo, me doy cuenta de que, generalmente, el cliente no tiene ni idea de lo que quiere. Puede tener una idea aproximada, pero ni mucho menos es capaz de definir. Es parte del mito de la buena idea.
Toda esta situación se vuelve mucho más compleja en fases tempranas del proyecto, cuando llevas dos o tres semanas de indagación orientada al diseño de la aplicación y el cliente está ansioso por ver un prototipo de alta definición que supere todas sus expectativas, que ya de por sí son insuperables.
Prevenir este tipo de situaciones que solo acaban en reuniones interminables donde el cliente explora nuevas posibilidades cada media hora y es imposible definir absolutamente nada tienen solución sencilla, aunque requiere constancia.
Aunque el sentido común ayuda a definir muchos proyectos, planificar pequeñas indagaciones de guerrilla (o extensas y perfectamente desarrolladas) se vuelve imprescindible para tener cimientos sólidos que nos ayuden a tomar decisiones, a justificar cada una de ellas ante el cliente y para establecer el campo de batalla donde se va a desarrollar el juego.
Da igual qué técnicas utilicemos, cada proyecto requiere una planificación diferente, pero en cualquier caso el cliente necesita, en la definición de la idea, que justifiquemos nuestro trabajo a través de entregables que son el sello a cada uno de los pasos. Cuanto más temprana sea la fase en la que nos encontramos más necesario será definir en estos documentos tan importantes, que requieren un gran esfuerzo y constancia por parte del diseñador de interacción.
Así los casos de clientes que no saben lo que quieren disminuirá drásticamente, nuestro trabajo será más solido y el valor se comprenderá mejor.