Hace ya casi una semana que celebramos el Beers&Blogs Madrid de Enero. Siempre hay alguna sorpresa en estas reuniones informales donde prima la cerveza y la cháchara, pero en esta ocasión hubo una que todavía me tiene hipnotizado. Gracias Pedro.
Pedro Cluster es un personaje (posiblemente nunca sepamos su verdadero nombre) muy peculiar. Tras una vida de éxitos en el mundo de la imagen dejó repentinamente su trabajo, su vida y su cabeza en otro sitio y comenzó una segunda vida: indigente.
Gracias a su formación anterior pudo reunir el dinero suficiente para asistir a un psiquiatra que le asistió y le prestó la ayuda necesaria para luchar por salir de donde estaba. Desde entonces, desde librerías públicas y albergues comenzó Indigencia. Historias reales de la vida diaria de los indigentes de Madrid.
Ahora Pedro se dedica a luchar por hacer desaparecer los tópicos de la indigencia. Confiesa que ha dormido en un cajero más de dos meses, que ha conocido en la misma situación que él a un antiguo Presidente del Colegio de Farmacéuticos. Muchos de sus compañeros tienen formación pero están enfermos o el deshaucio le produjo la enfermedad.
Lucha porque las ONG sean empresas con ánimo de lucro que luches mes a mes por conseguir dinero para cumplir sus objetivos, sin que se refugien en las subvenciones. Lucha porque la mirada del voluntario hacia el indigente sea de igual a igual.
Desde el mes de junio, cuando creo el blog, ha recibido más de 65000 visitas de personas que han leído sus artículos, los de su colaboradora habitual y los de sus amigos de la calle; que le pasan el texto escrito a mano en un papel. Su actividad ha tenido repercusión en el Diario El mundo y El País, en la Ser. Ahora colabora con Isabel Gemio los domingos en Onda Cero.
Ha reunido el dinero suficiente para alquilar un piso pequeño en Madrid donde va a vivir con dos compañeros más. El sábado pasado lo estrenaba.
“¡Qué idea tan sencilla y eficaz para explotar, Pedro!”, le dije con mi poco tacto habitual en momentos de desnudo intelectual, en los momentos de ingenuidad. “Sí macho, pero hace falta vivirlo para poder contarlo”, me dijo con enfado. Me puse rojo como un tomate, cuando decidía que mi asombro se vive mejor en silencio.
Fue entonces cuando se dio la vuelta y me dijo “¡Mira quién viene por ahí!” Era ¿Ana? (perdona que no recuerde tu nombre), su colaboradora en el blog. Era una chica majísima, que odiaba las máquinas pero que igualmente se preocupaba por lo que pasaba en la calle. De que se conociera lo que de verdad se mueve por ahí.
Durante el relato de la historia hubo muchos nombre más, algún periodista, grandes proyectos para ayudar a sus compañeros de segunda vida, pero os animo a que los sigáis desde el blog que para eso está. Para que no nos quedemos con el caso especial, sino con la realidad misma. Que en la totalidad de los casos es mucho menos noticiosa.
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Termino de escribir esto y veo un reportaje tremendo 24 horas con Pedro Cluster. Le pongo también un enlace a su último artículo del blog para que sepa que hablo de él, y que mi sorpresa no fue de ninguna manera fingida.